Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela el 30 de octubre de 1910 y murió en Alicante el 28 de marzo de 1942. fue un poeta y dramaturgo de gran relevancia en la literatura española del siglo XX. Podemos decir que Miguel Hernández utiliza el lenguaje como sublimación de la realidad, que nos emociona porque alude a instintos humanos emocionales muy elementales. Aunque su poesía no es fácil, supo expresar con ella sentimientos universales de la vida, la muerte y el amor con familiaridad y contundencia, lo que hoy en día nos sigue conmoviendo a muchos.
Las imágenes y los símbolos empleados por Miguel Hernández varían, tanto en intensidad como en significado, según la etapa creativa y vital de éste. Podemos decir, que consta de cuatro etapas: Etapa oriolana, en la cual describe la naturaleza como objeto real; con sus metáforas, da culto a lo material y a lo humilde. Etapa amorosa-existencial, en la cual convierte a los objetos en metáfora de la pena amorosa y en la fatalidad, como amenaza existencial. Etapa bélica, donde refleja un espacio épico en el cual habla de la Historia. Se enfrenta a los desleales y magnifica el valor real del pueblo fiel a la República. Última etapa, en la que interioriza la Historia destruida. Esto lo hace porque siente la amenaza de la destrucción personal. Los mismos símbolos que anteriormente se habían utilizado para dar ánimos, durante los últimos años de la guerra y el período carcelario, se convierten en objetos-símbolos destructores.
En su primera etapa, donde cultiva la poesía de la naturaleza, podemos distinguir como motivo central la luna. Al principio la utiliza como naturaleza inmediata y real, poco después como metáforas inocentes en un contexto amoroso primerizo. En Perito en lunas, se convierte en el centro del universo con dos significados diferentes: el natural (ya que la contemplaba cuando pastoreaba) y el artístico, ya que identifica a muchos objetos de su alrededor con formas lunares; podemos decir que intentó ‘crear’ poéticamente hablando, una naturaleza lunada. Aunque en ‘Retrete’ utiliza la metáfora luna-retrete para mofarse, o por ejemplo en ‘Nanas a la cebolla’ utiliza la metáfora luna-pecho, identificando a los pechos de una mujer con la luna: ‘Una mujer morena resuelta en luna se derrama hilo a hilo sobre la cuna’. Distinguimos dos significados principales: la luna como paradigma al comportamiento de la naturaleza; presenta los ciclos de cambio de la naturaleza: los de la luna que se asocian con las estaciones y a las etapas de la vida (infancia, juventud, madures, vejez…), la utiliza para presentar los grandes ciclos míticos de la fecundidad y de la fatalidad. Así como también la luna como modelo de su proceso creativo, identifica su ascenso como poeta con las fases lunares, ya que de la ‘nada’ alcanza la plenitud.
En su segunda etapa desaparece la simbología de lo redondo y aparece lo punzante para representar a lo sangriento y a la pena amorosa. Miguel Hernández utiliza frecuentemente figuras como: el cuchillo, las navajas, los puñales, las espadas y principalmente el rayo. El primer poemario de Hernández que tuvo éxito fue El rayo que no cesa, donde el rayo representa la pesadumbre, la fatalidad, la angustia de un sentimiento de amor; refleja la insatisfacción profunda de la inaccesibilidad de la amada, ya que no puede gozar carnalmente de su amor.
La imagen del rayo sufre un cambio en su significado y pasa a ser positiva, ya que ahora el rayo significa fuerza y garra ya que hay equivalencia entre amor y esperanza y socialmente hay esperanza. El rayo también representa a los hombres en defensa de su pobreza, su trabajo y su casa. Al igual que con la luna, podemos distinguir dos significados diferentes: rayo-admiración (rayo de luz solar) y rayo-temor (rayo de tormenta).
Podemos decir que el toro es uno de los símbolos más hernandianos, éste sustituye a la delicadeza del ave, del ruiseñor de la primera etapa. Hernández utiliza la acumulación de animales, para representar a los enemigos y héroes sobretodo en el período bélico y el carcelario. En sus primeras composiciones se identifica con la muerte, pero también se relaciona con el amor, con dos interpretaciones: el toro bravo, en libertad, que representa la virilidad y la masculinidad de los instintos naturales; y el toro de lidia, en la plaza con valor trágico que representa el destino fatal que va abocado al dolor y a la muerte (frustración). En poesía épica se opone al buey, un símbolo peyorativo que representa al social o políticamente dominado, humillado. Con la animalización y la cosificación quiere dejarnos ver la solidaridad ante la injusticia.
Podemos decir, que el símbolo por excelencia en su poesía es el viento. Como símbolo del compromiso social y político de la solidaridad con los más desahuciados, los infra-asalariados y los republicanos progresistas fieles a la democracia. Se pueden destacar cinco valores de esta imagen: en el primer período se utiliza con su valor natural, fenómeno atmosférico; en la poesía de la naturaleza alternada con la religiosa tiene el valor de viento místico y purificador; en el segundo período, se identifica con la imagen de la mujer deseada; en el tercer período, con la fuerza del pueblo y en el período carcelario, el cuarto, viento del odio, del rencor, que intenta destruir, viento del encono.
La tierra es el símbolo de la propia naturaleza, se presenta como madre (que da vida) y que acoge después de la muerte. Podemos distinguir tres significados: representa la naturaleza, y el mundo del trabajo; la vitalidad del amor; y la germinación, la desmesura de amor cuando ha desaparecido el cuerpo amado.
La luz/sombra es un contraste que está presente en su primera etapa. En su última poesía se impone una dialéctica en la que aparecen los símbolos de la luz y la sombra. La sombra va apoderándose de los espacios vitales, conforme avanza la guerra, y sobretodo con la muerte de su primer hijo y en el período carcelario. Finaliza su obra con unos versos de reafirmación de la victoria de la luz sobre la sombra, triunfa la esperanza en la lucha.
Miguel Hernández ha servido de modelo para muchos poetas y como bien dice Jesucristo Riquelme, hay escritos que incumben más que el escritor, pero en el caso de Miguel Hernández, es la persona la que brilla por encima de sus textos.
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